Como padres, lidiamos constantemente con las presiones de la vida. Intentamos equilibrar los desafíos del trabajo, las agendas llenas de nuestros hijos, las tareas escolares… todo mientras preparamos una cena saludable antes de la hora de dormir.
Es mucho para una sola persona, pero nunca fuimos diseñados para llevar estas cargas por nuestra cuenta.
En Mateo 11:28-30, Jesús promete llevar nuestras cargas pesadas, pero solo puede hacerlo si primero se las entregamos a Él.
Si estás atravesando una temporada difícil en la crianza, no estás solo. Podemos practicar cada día el acto de entregarle nuestras cargas a Jesús al fortalecer nuestra fe, renovar nuestra esperanza y fomentar la resiliencia.
Aquí tienes algunas maneras prácticas de comenzar hoy.
Fortaleciendo tu fe
Si sientes que tu fe es pequeña, ¡ánimo! Jesús no necesita mucho para hacer grandes milagros en tu vida. De hecho, en Mateo 17:20, Él dice que solo necesitamos fe del tamaño de una semilla de mostaza para mover montañas.
Cuando estamos abrumados por el estrés diario y todas nuestras responsabilidades, es fácil dejar de lado los hábitos que nutren nuestra fe. Pero pasar tiempo con Jesús y leer Su Palabra es lo que la hace crecer.
Si en esta etapa tu fe se siente débil, esa es una señal clara de que necesitas volver a priorizar actividades como:
- Orar
- Conectarte con la Palabra de Dios
- Participar en grupos pequeños en tu iglesia
- Alabar y adorar en casa o mientras vas de un lugar a otro
Puede que tengas que reorganizar tu rutina, pero reservar un tiempo regular para estar con Jesús es la mejor manera de fortalecer tu fe.
Aumentando la esperanza
Hay muchas cosas en las que podemos poner nuestra esperanza: un mejor trabajo, una casa más ordenada o un auto más bonito. Pero la Biblia deja en claro que solo hay una persona en quien debemos depositar verdaderamente nuestra esperanza: Jesús.
Él es el único que puede cargar con el peso de nuestras expectativas y, a diferencia de todo lo demás, nunca nos fallará.
Muchas veces nos sentimos sin esperanza porque la hemos puesto en el lugar equivocado. La esperanza basada en circunstancias es inestable — especialmente cuando estás criando a un niño que ha experimentado trauma. Si hoy te sientes sin esperanza, hazte esta pregunta: “¿Estoy confiando en algo o en alguien que no sea Jesús?”
Es fácil caer en la trampa del enemigo y pensar que las cosas de este mundo pueden satisfacer nuestras necesidades más profundas. Si te has desviado hacia ese tipo de pensamiento, ¡alaba a Dios por habértelo revelado! No te culpes — pídele perdón y agradécele por el regalo de sus misericordias, que se renuevan cada mañana.
Las pruebas de este mundo pueden sentirse abrumadoras, pero la Palabra de Dios está llena de promesas para nuestro futuro. Tómate un momento para meditar en las bendiciones que vienen en camino y da gracias por todos los milagros que ya ha hecho en tu vida.
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Desarrollando la resiliencia
Focus on the Family, nuestro aliado estratégico, describe la resiliencia como “haber pasado por cosas difíciles y saber cómo hacer que la próxima vez no sean tan difíciles”. Aunque muchas veces pensamos en desarrollar la resiliencia en nuestros hijos, es importante recordar que nosotros, como adultos, también necesitamos seguir cultivándola y fortaleciéndola.
Como padres, enfrentamos constantemente situaciones nuevas y desafiantes. A veces reaccionamos mal ante esas dificultades —y eso es parte de ser humanos. Lo importante es recordar que siempre tenemos la capacidad de elegir una respuesta diferente la próxima vez.
Además, es mucho más fácil afrontar con resiliencia las circunstancias difíciles de la vida cuando estamos anclados en la esperanza que nos da la Palabra de Dios.
CONCLUSIÓN CLAVE
No importa qué problema enfrentes en la vida, con Jesús puedes superarlo. Aférrate a esta verdad y pídele a Dios que te recuerde su fidelidad cada vez que te sientas abrumado o sin esperanza.
Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana». ~ Mateo 11:28-30 (NTV)
APLICACIÓN
Cuando la vida se vuelve abrumadora, es fácil olvidar que Dios diseñó a cada uno de nosotros con un propósito único. Somos su tesoro especial, y Él tiene un plan hermoso para cada uno. Recuérdales esta verdad a tus hijos —¡y también a ti mismo! — la próxima vez que estés doblando ropa mientras juegas Doblar, levantar.
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