El regreso a clases puede ser estresante para cualquier padre, pero cuando tu hijo tiene necesidades de aprendizaje únicas, esas preocupaciones pueden multiplicarse.
Asegurarte de que reciba el apoyo y la educación que merece puede parecer abrumador, especialmente si es la primera vez que te enfrentas al mundo de las dificultades de aprendizaje.
Si sospechas que tu hijo podría beneficiarse de un Plan de Educación Individualizado (PEI), no estás solo — y estás en el lugar correcto. En este artículo, te ofrecemos una guía básica sobre qué es un PEI, cómo funciona el proceso y qué otras adaptaciones académicas podrían ayudar a tu hijo a florecer en la escuela.
Este es el quinto artículo de nuestra Colección de regreso a clases, una serie de seis partes diseñada para darte herramientas y estrategias prácticas para comenzar bien el nuevo año escolar. Revisa también los artículos anteriores:
Descripción general de un PEI
Un Plan de Educación Individualizado (PEI) es un documento escrito que se elabora para estudiantes que califican para recibir servicios de educación especial. Según el Departamento de Educación de los Estados Unidos, el PEI es una herramienta que garantiza que los estudiantes con discapacidades reciban una educación pública, gratuita y apropiada (FAPE, por sus siglas en inglés). Este compromiso con la equidad se basa en la Ley de Educación para Personas con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés).
El PEI está diseñado para atender las necesidades específicas de aprendizaje de cada niño y brindar el apoyo necesario para que pueda avanzar en su experiencia escolar. Si tu hijo tiene una discapacidad del aprendizaje, es posible que pueda acceder a adaptaciones académicas a través de un PEI.
Como lo exige la Ley de Educación para Personas con Discapacidades (IDEA), un PEI debe incluir varias secciones clave que aseguren que el plan sea completo y personalizado según las necesidades únicas de tu hijo:
1. Niveles actuales de rendimiento académico y desempeño funcional
Describe las habilidades actuales de tu hijo y cómo su discapacidad afecta su participación en el currículo escolar general.
2. Metas anuales medibles
Establece los objetivos académicos y funcionales que tu hijo debe alcanzar durante el año escolar.
3.Medición del progreso
Explica cómo se evaluará el progreso hacia las metas y cómo se te informará al respecto.
4.Servicios de educación especial y servicios relacionados
Detalla los servicios, apoyos y ayudas complementarias que recibirá tu hijo.
5.Modificaciones del programa o apoyos para el personal escolar
Enumera los cambios o apoyos necesarios para que los maestros, orientadores y otros miembros del personal ayuden a tu hijo a tener éxito.
6.Grado de participación con compañeros sin discapacidades
Explica si tu hijo no participará en clases o actividades con otros estudiantes y los motivos detrás de esa decisión.
7.Adaptaciones para evaluaciones
Especifica cualquier adaptación o modificación necesaria para los exámenes o evaluaciones escolares.
8.Detalles de los servicios
Especifica los plazos de los servicios, con qué frecuencia, dónde y durante cuánto tiempo se prestarán.
9.Servicios de transición (para niños mayores de 14 años)
Incluye planes y servicios para ayudar a tu hijo a prepararse para la vida después de la escuela secundaria.
¿Quién participa en la creación de un PEI?
Como padre, madre o cuidador, tu participación es fundamental. Eres un miembro clave del equipo que diseña el PEI y puedes aportar información valiosa sobre las fortalezas, desafíos y necesidades de tu hijo. Tu presencia ayuda a asegurar que el plan esté realmente enfocado en apoyar su éxito académico y personal.
Aunque los detalles pueden variar según el país o la región, por lo general, las siguientes personas forman parte del equipo que desarrolla el PEI:
- Padres, madres, cuidadores o tutores del estudiante
- Profesor de educación general
- Profesor de educación especial
- El propio estudiante (cuando sea apropiado)
- Un profesional que pueda interpretar los resultados de las evaluaciones (como un terapeuta o psicólogo)
- Un representante del sistema educativo (con autoridad para aprobar servicios de educación especial)
Adaptaciones académicas dentro de un PEI
El contenido de un PEI varía según las necesidades específicas de cada niño. Si tu hijo califica para recibir un PEI, las instituciones educativas —como el Ministerio o Secretaría de Educación de tu país o región— definirán qué tipo de apoyos y servicios pueden ofrecerle.
Por ejemplo, en lugares como Florida (EE. UU.), los estudiantes con discapacidades pueden recibir adaptaciones en las siguientes áreas:
- Presentación de la información académica (cómo imparten la instrucción los profesores)
- Opciones de respuesta (cómo los estudiantes demuestran su comprensión o completan las evaluaciones)
- Entorno académico (modificaciones en el aula o entorno de aprendizaje)
- Programación (adaptaciones en la duración o el calendario de tareas, exámenes y otras asignaciones)
Personalizar el PEI con estrategias de TBRI (Intervención Relacional Basada en la Confianza)
Incorporar los tres pilares de TBRI —conexión, empoderamiento y corrección— en el PEI de tu hijo es posible si colaboras activamente con los docentes y orientadores escolares.
Comparte con ellos tus observaciones sobre las necesidades únicas de tu hijo y hablen juntos sobre cómo aplicar principios de TBRI dentro del plan educativo para fortalecer tanto su aprendizaje como su bienestar emocional. Aquí te dejamos algunas ideas para ayudarte a pensar cómo integrar los tres aspectos de TBRI en el PEI de tu hijo.
Conexión
Este principio prioriza la construcción de confianza relacional y seguridad emocional a través de la co-regulación.
- Asigna un adulto de confianza (como un orientador o docente) que pueda actuar como mentor. Esta persona puede hacer revisiones diarias con tu hijo o servir como un “refugio seguro” cuando se sienta emocionalmente desregulado.
- Fomenta una comunicación sin vergüenza ni exposición. Solicita que las observaciones sobre su rendimiento se hagan en privado, evitando correcciones públicas, a menos que tu hijo lo permita voluntariamente.
- Resalta la importancia del contacto visual suave y del tono de voz amable al ofrecer retroalimentación o al corregirlo.
- Promueve la resolución de problemas en conjunto. Involucra a tu hijo en decisiones pequeñas (como dónde sentarse o qué actividad elegir) para fortalecer su sentido de autonomía.
Empoderamiento
Este principio se enfoca en crear un ambiente predecible que atienda las necesidades físicas y de autorregulación del niño.
- Proporciona acceso a herramientas de regulación sensorial adaptadas a las necesidades sensoriales específicas de tu hijo.
- Asegura pausas regulares para comer y beber durante el día. Estas pausas deben incluir refrigerios ricos en proteínas y acceso libre al agua, lo que ayuda a estabilizar el azúcar en la sangre y favorece el buen funcionamiento del cerebro.
- Diseña un entorno estructurado que minimice los estímulos visuales o auditivos. Considera opciones como asientos preferenciales cerca de las salidas para facilitar los descansos, y espacios alternativos para el almuerzo o el recreo que eviten la sobreestimulación.
- Crea una rutina predecible, anunciando con anticipación cualquier cambio en el horario, como simulacros de emergencia, excursiones o rotaciones de estaciones dentro del aula.
Corrección
Este principio se basa en enseñar de forma proactiva estrategias de afrontamiento que permitan reemplazar conductas desadaptativas por habilidades adaptativas.
- Enseña explícitamente técnicas de autorregulación, como la respiración profunda o las historietas sociales para resolver conflictos, en momentos en que el niño esté tranquilo y receptivo.
- Adapta las tareas escolares dividiéndolas en pasos más pequeños, extendiendo los plazos de entrega o reduciendo la cantidad de trabajo escrito para evitar que tu hijo se sienta abrumado.
- Diseña un plan de respuesta ante la desregulación emocional que incluya estrategias de redirección, como armar rompecabezas o colorear. Considera también la posibilidad de eximir a tu hijo de actividades que puedan resultar retraumatizantes, como los simulacros de tiroteo.
Consejos para padres que abogan por sus hijos
Integrar los principios de TBRI transforma el PEI de un simple documento administrativo en un plan vivo que responde a las verdaderas necesidades detrás del comportamiento de tu hijo y a las barreras relacionadas con el trauma.
Al abogar por tu hijo, ten en cuenta lo siguiente:
- Documenta el impacto del trauma. Asegúrate de que la sección “Niveles actuales” del PEI describa claramente cómo el trauma afecta la capacidad de tu hijo para aprender (por ejemplo: dificultad para concentrarse, o habilidades sociales limitadas).
- Solicita la participación de especialistas. Pide que terapeutas o expertos en trauma participen en las reuniones del PEI para ayudar a interpretar las necesidades reales de tu hijo.
- Prioriza el lenguaje TBRI. Formula las metas del PEI desde una perspectiva de enseñanza de habilidades, no solo de cumplimiento. Por ejemplo, plantea una meta como usar pausas para autorregularse.
Y, sobre todo: colabora y comunícate. Participa activamente en las reuniones, mantén una comunicación abierta con los maestros, el orientador escolar y otros miembros del personal, y revisa el plan con regularidad para asegurarte de que las adaptaciones estén funcionando o necesiten ajustes.
CONCLUSIÓN CLAVE
Obtener un PEI personalizado para tu hijo puede ser un proceso largo, pero invertir ese tiempo en su futuro puede ser clave para su éxito. Pídele a Dios que te llene de paciencia, sabiduría y dirección mientras recorres este camino y abogas por tu hijo.
“Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando.” ~Romanos 12:12 (NTV)
APLICACIÓN
Navegar el proceso del PEI puede ser estresante tanto para ti como para tu hijo. Durante este tiempo, recuérdale cuánto lo amas jugando Amar sin medida la próxima vez que prepares su almuerzo escolar. Será una forma especial de recordarle que lleva consigo tu amor —y el de Jesús— durante todo el día en la escuela.
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