Cómo identificar desencadenantes en tus hijos

Cómo identificar desencadenantes en tus hijos

El enfoque terapéutico EPIC fue desarrollado por 4KIDS para enseñar de forma única a padres, educadores y otros miembros de la comunidad cómo aprovechar el poder de las relaciones basadas en la confianza con los niños. "EPIC" es un acrónimo que facilita que los cuidadores recuerden que para profundizar su conexión con un niño o adolescente, deben abordar sus necesidades emocionales, físicas, intelectuales y basadas en el carácter. Los niños que han experimentado cualquier tipo de abuso, negligencia o abandono pueden beneficiarse especialmente de tener en su vida adultos de confianza que utilicen el enfoque terapéutico EPIC.

Comprender cómo identificar desencadenantes en los niños es fundamental tanto para ti como para los niños que están a tu cuidado. Como adulto, reconocer y entender sus desencadenantes te permitirá apoyarlos mejor mientras aprenden y crecen.  

Al mismo tiempo, los niños deben aprender a identificar sus propios desencadenantes para poder manejar sus emociones de manera más efectiva a medida que maduran. Sigue leyendo para descubrir cómo identificar desencadenantes en los niños y los pasos que puedes tomar para ayudarles a manejar sus respuestas emocionales ante ellos. 

¿Qué es un desencadenante?  

Antes de poder identificar desencadenantes en tus hijos, primero necesitas entender qué son. 

En su nivel más básico, un desencadenante es un recordatorio de un trauma pasado. Ejemplos de traumas incluyen abuso físico, emocional o sexual, rechazo, negligencia, abandono, separación familiar o divorcio, crecer en un hogar con abuso de sustancias o alcoholismo, tener un padre con una enfermedad mental o haber vivido un desastre natural, entre otros dolores y sufrimientos. 

Un desencadenante provoca que alguien reaccione de manera desproporcionada o inapropiada en comparación con el evento que lo activó. Puede ser un olor, una palabra, un tono de voz, una película, una canción, un toque, una mirada, un sentimiento de rechazo o desaprobación, o la experiencia de sentirse controlado. En resumen, cualquier cosa que recuerde a la persona un trauma pasado puede convertirse en un desencadenante. 

Básicamente, un desencadenante es como tocar una herida abierta e infectada: es doloroso, y para los demás la reacción puede parecer desmedida y exagerada. Sin embargo, para la persona que lo experimenta, la vivencia es realmente dolorosa y la respuesta difícil de evitar. 

Cómo apoyar a los niños con desencadenantes  

Es esencial ofrecer a tus hijos un ambiente seguro, lleno de comprensión y rutina, mientras les enseñas a manejar sus emociones. A continuación, te compartimos algunas formas sencillas de apoyar a tu hijo en el manejo de sus desencadenantes. 

1. Identifica lo que les molesta 

El antídoto para un desencadenante y la respuesta que provoca es, en última instancia, la sanidad, que se asemeja a desinfectar y limpiar una herida. Sin embargo, ser conscientes de los desencadenantes puede ayudar a reducir las reacciones y enseñar a nuestros hijos a conectar con sus propios sentimientos. 

Comprender a nuestros hijos y considerar su pasado puede disminuir sus reacciones ante los desencadenantes. Identificar exactamente cuáles son puede ser difícil y llevar tiempo, pero el proceso de conocerlos y entenderlos también puede contribuir a tu propia sanidad como cuidador. Al estar atento a lo que activa a tu hijo, también puedes reducir los comportamientos reactivos que generan conflictos y tensión en las relaciones.  

Queremos que nuestros hijos sanen, y la sanidad se produce a través de una relación saludable. “En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.” Salmos 94:19  

2. Evita lo que les molesta 

Una vez que logremos identificar los desencadenantes en nuestros hijos — así como los nuestros como cuidadores — es importante evitarlos tanto como sea posible. Al hacerlo, por lo general también se evita la reacción.  

En cualquier caso, no tomes el comportamiento del niño como algo personal; sus reacciones no tienen que ver contigo.  

Como todavía estamos conociendo a nuestros hijos — e incluso a nosotros mismos — aprender a evitar sus desencadenantes y comprender por qué se comportan de cierta manera lleva tiempo. Sin embargo, esperar evitar toda situación que provoque una gran reacción en tu hijo es una expectativa muy alta para imponer a un cuidador. 

Para continuar este camino de sanidad, debemos vivir en la gracia que nos ha sido dada por Cristo. A veces, los comportamientos de nuestros hijos son inevitables y no están relacionados con nada que los cuidadores hayan dicho o hecho. En algunas situaciones, los niños reaccionan de cierta forma porque su pasado les recuerda experiencias dolorosas. Anímate a perdonarte a ti mismo y a tus hijos. 

Y aunque recordemos su pasado de manera involuntaria, aprovecha esa oportunidad para aprender sobre sus desencadenantes y los tuyos. Esto traerá sanidad y crecimiento a la relación. 

Ser honesto acerca de tus propios desencadenantes como padre y de cómo reaccionas ante ellos puede ser de gran ayuda. Este enfoque puede parecer duro al principio e incluso incómodo, pero te permitirá aprender a ser más compasivo contigo mismo y con los demás. Para sanar tus desencadenantes, es esencial reflexionar sobre ellos con sinceridad. Abraza ese lugar incómodo, ya que puede traer libertad y crecimiento.  

3. Dale a tu hijo espacio 

Aunque sea tentador, no te cierres sobre él si ha sido desencadenado. Mantente disponible y receptivo, pero permítele tener el espacio necesario para respirar.  

Los niños necesitan espacio para procesar sus emociones. Sus sentimientos son válidos, incluso si su respuesta no es apropiada. El sentimiento siempre es válido, pero el comportamiento puede no serlo. Enseñarles esa diferencia clave y ayudarlos a desarrollar esa conciencia es fundamental para su crecimiento y sanidad.  

Al mantenernos disponibles y receptivos a sus necesidades, sin eclipsar sus sentimientos ni el momento con nuestros propios sentimientos o con lo que creemos que deberían o no deberían sentir, les damos el espacio necesario para expresarse. 

Esto podría significar sentarse con ellos en su dolor y simplemente estar presentes mientras sienten, sin expectativas ni juicios. También puede significar permitirles atravesar su tormenta emocional mientras observamos desde cierta distancia. Esto se verá diferente en cada niño, por lo que es esencial comprender sus necesidades específicas y ser intencionales al ofrecer lo que necesitan. 

Proporcionar un entorno en el que los niños se sientan seguros para expresar cómo se sienten y recordarles que pueden atravesar sus emociones fortalece su conexión con el cuidador, así como sus habilidades de comunicación y su capacidad de confiar, lo cual es esencial para su sanidad. 

CONCLUSIÓN CLAVE  

Los niños que han experimentado trauma tienen desencadenantes. Cuando tu hijo se enfrenta a uno, puede reaccionar con intensidad ante cosas que parecen pequeñas. Al comprenderlos mejor, podemos ayudarlos a manejar sus reacciones mientras avanzan en su camino de sanidad.  

ACTIVIDAD   

Para algunos niños, esperar puede ser difícil. La próxima vez que estén esperando en el consultorio del médico o en una fila, enséñales el sencillo arte de estar presentes jugando Paciencia en la pausa. ¡Encuentra este juego y muchos más ahora en HopeConnect™ en Español! 

PREGUNTAS DE APLICACIÓN 

  1. ¿Cuáles son algunos de los desencadenantes de tu hijo? Toma nota de las cosas que lo alteran y de sus reacciones. 
  2. ¿Cuál de las estrategias de este artículo usarás para apoyar a tu hijo la próxima vez que se enfrente a un desencadenante? 

VERSÍCULO CLAVE  

Aunque el buen consejo esté en lo profundo del corazón, la persona con entendimiento lo extraerá. 

~Proverbios 20:5 (NTV) 

ORACIÓN  

Padre celestial, por favor equípame con la sabiduría y la paciencia que necesito para ayudar a mi hijo a aprender a manejar sus desencadenantes. Te pido que lo sanes y que tu gloria brille en medio de nuestras circunstancias. En el nombre de Jesús, amén. 

Tabla de contenido

Escrito por

EPIC Therapy

El enfoque terapéutico EPIC fue desarrollado por 4KIDS para enseñar de forma única a padres, educadores y otros miembros de la comunidad cómo aprovechar el poder de las relaciones basadas en la confianza con los niños. “EPIC” es un acrónimo que facilita que los cuidadores recuerden que para profundizar su conexión con un niño o adolescente, deben abordar sus necesidades emocionales, físicas, intelectuales y basadas en el carácter. Los niños que han experimentado cualquier tipo de abuso, negligencia o abandono pueden beneficiarse especialmente de tener en su vida adultos de confianza que utilicen el enfoque terapéutico EPIC.

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