Practicando el perdón en nuestros hogares

Practicando el perdón en nuestros hogares

Amanda Fleischmann is the Southwest Florida Foster Care Supervisor with 4KIDS of South Florida. She has received her Master’s of Social Work from Florida State University. Amanda is committed to helping every family thrive and feel supported in their fostering journey so that every child has an opportunity to heal and grow. She enjoys travelling with friends and family and has the goal to go to every one of the National Parks.

Este artículo es el último de nuestra serie de tres partes sobre el perdón, La práctica del perdón: un poderoso catalizador para el florecimiento humano de Rachel Medefind. Lee aquí las partes 1 y 2. 

Los niños enfrentan heridas sensibles. Pueden ser dolores comunes, causados por una palabra dura de un padre, la falta de amabilidad de un hermano o una sensación de rechazo de los amigos. Con frecuencia, los jóvenes que han entrado al sistema de crianza temporal o que han sido adoptados cargan con heridas mucho más profundas. Incluso a una edad temprana, la falta de perdón puede convertirse en un peso muy grande. 

Tal vez no haya una práctica más significativa que podamos enseñar a nuestros hijos que el perdón. 

Como cualquier rasgo de carácter, el perdón requiere tiempo y esfuerzo para desarrollarse. No es algo que se domine de la noche a la mañana, pero mientras lo practicamos, crecemos en ello. De hecho, para poder amar bien, primero debemos aprender a perdonar, porque es la puerta de regreso a una vida de amor cuando hemos sido heridos. Por eso es tan valioso cultivar una disposición a perdonar desde la niñez o la juventud. 

Pequeños momentos, gran impacto 

El mejor lugar para aprender a perdonar es en las interacciones cotidianas. No necesitamos esperar a que sanen heridas grandes o complejas antes de enseñar el perdón en los asuntos ordinarios. Las pequeñas heridas pueden convertirse en oportunidades de aprendizaje. 

Aquí tienes cuatro maneras en que los padres pueden ayudar a fortalecer el “músculo” del perdón en sus hijos. 

1. Atiende las pequeñas heridas

Un comentario grosero, un desacuerdo o un momento pasajero de frustración son oportunidades para practicar el perdón. El perdón no tiene que ser algo grandioso: puede comenzar con los conflictos pequeños y cotidianos. 

2. Dales tiempo 

Cuando tu hijo esté enojado o herido, no lo presiones demasiado para que resuelva la situación. Esto solo puede forzar un “lo siento” o “te perdono” falso. Por otro lado, ignorar su emoción tampoco es la solución. En cambio, podemos darles a los niños un espacio para reflexionar sobre la relación con la que tienen dificultades e invitarlos a dar pasos hacia el perdón como una manera de sanar y restaurar. 

3. Enséñales lo inútil de las conductas vengativas 

Cuando un niño se siente herido, es natural que quiera “desquitarse” o “devolver el golpe”. Pero necesitamos ayudarles a ver que la manipulación, las palabras o acciones hirientes, o rechazar a otros solo perpetúa el dolor. 

4. Planea actos de bondad 

Dale a tu hijo la oportunidad de pensar en un plan para hacer el bien. Por ejemplo, si un hermano lo ha lastimado, pregúntale: “¿Qué podríamos hacer para sorprenderlo con un acto de bondad?”. De esta manera, poco a poco, le enseñamos cómo vencer el mal con el bien. Esto le da la oportunidad de experimentar la libertad y el gozo de bendecir a otro, y de descubrir el poderoso impacto positivo que puede tener en la vida de los demás. 

Aprender a perdonar en las cosas pequeñas no es algo insignificante. Es un trabajo difícil y continuo. Sin embargo, esos pequeños momentos de reconciliación —facilitados por un padre, muchas veces a costa de su propio tiempo— son preciosas victorias espirituales. Tienen un gran valor y preparan el camino para una vida marcada por el perdón. 

Prácticas diarias para cultivar el perdón 

La base del perdón no se construye solo en los momentos de conflicto, sino también a través de prácticas que integran esta virtud en el tejido de la vida cotidiana. 

1. Orar el Padre Nuestro 

Considera orar juntos el Padre Nuestro al comenzar el día. Esto les da la oportunidad de pedir a Dios cada mañana: “perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” 

2. Reflexionar juntos por la noche 

Guía a tus hijos a pensar en quiénes podrían necesitar perdonar antes de irse a dormir. Invítalos a reflexionar sobre su día y a perdonar cualquier herida que hayan experimentado. Pidan juntos el perdón de Dios y permitan que Él sane y restaure el corazón de cada miembro de la familia durante la noche. Esta práctica nocturna les permite descansar sin la carga de la falta de perdón. 

3. Cuida de no sobrecargar la agenda 

No subestimes el papel del descanso en el proceso del perdón. Dormir bien, tener tiempo para reflexionar y no vivir siempre con prisa son ingredientes esenciales para un ambiente en el hogar que fomente el perdón de manera constructiva. Cuando los niños —y también los adultos— están demasiado cansados o apurados, perdonar se vuelve mucho más difícil y aumenta la probabilidad de herir a otros. Si deseas cultivar el perdón en tu hogar, considera dar prioridad al descanso y organizar un horario menos acelerado.  

Cómo enfrentar heridas más grandes 

Los dolores relacionales más profundos suelen marcar la experiencia de las familias de crianza temporal y adoptivas. Los niños que han sido profundamente heridos a menudo terminan hiriendo a otros, especialmente a su propia familia. El valioso potencial del perdón en los hogares de crianza temporal y adopción es inmenso. 

Aunque es difícil, la oportunidad de experimentar el perdón y todos sus maravillosos frutos —tanto para padres como para hijos— no tiene comparación. La clave está en comenzar a vivir el perdón como un estilo de vida compartido en la familia. 

Memoria redentora 

A medida que las familias practican el perdón, uno de los frutos más profundos de este proceso es la capacidad de recordar con una nueva perspectiva. Es como aprender a ver el pasado otra vez, con la participación activa de Dios. Con el tiempo, la obra de Dios para bien en medio de las malas intenciones se hace cada vez más visible, y el dominio del mal en nuestros recuerdos disminuye. 

Esto es lo que Lewis Smedes llama “memoria redentora”: la capacidad de mirar una experiencia dolorosa y ver la mano de Dios obrando en ella, aun cuando la herida fue real. 

Los padres pueden orar con sus hijos para aprender a recordar de manera redentora su propia historia, invitando a Dios a mostrarles cómo hacerlo. 

Un testimonio de perdón 

Nuestra hija Eden comparte que esta memoria redentora ha llegado a ser profundamente significativa en su propia vida:  

“Cuando era bebé, fui abandonada en una estación de autobuses en una zona rural de Etiopía, dejada en una canasta para ser encontrada por un desconocido bondadoso. Al crecer, las circunstancias de mi nacimiento hicieron que mi corazón se llenara de amargura. Pero, con el tiempo, tomé la decisión de que quería perdonar. 

Por un tiempo, me comprometí a orar cada día una bendición sobre mi familia biológica. Oraba para que la bondad de Dios entrara en sus vidas, aun cuando quizá nunca llegue a conocerlos en persona.  

Ese compromiso—una decisión difícil en su momento—jugó un papel muy importante para llegar a sentir profundamente que la mano de Dios había estado sobre mi vida desde el principio. Aunque fui abandonada, no fui desamparada. Alguien me encontró y se aseguró de que recibiera cuidado. Más allá de eso, creo que Dios tenía planes para mi vida mucho antes de que yo naciera, y que Él sigue obrando en esos planes hoy. Esta memoria redentora ha transformado mi corazón.”  

Hace más de un año visitamos Sodo, Etiopía, el lugar donde encontraron a Eden. Su corazón se llenó de amor por la gente de allí, y sigue orando por ellos. A pesar del dolor de sus primeros años de vida, Eden ve la acción amorosa de Dios en su historia, y esto le ha dado la fortaleza para bendecir a quienes fueron una fuente de dolor. 

La comunidad de los que perdonan 

Perdonar es difícil. Aun así, cada vez que escucho un testimonio poderoso de perdón me pregunto: ¿qué habría pasado si quienes invitaron a esa persona a perdonar no lo hubieran hecho? ¿Qué tal si otros hubieran pensado que era demasiado pedir o que quizá sucedería por sí solo? 

La invitación a perdonar puede ser rechazada. Incluso puede ser motivo de ofensa. Y nunca debe hacerse a la ligera. Pero, para cada uno de nosotros, sigue siendo una invitación necesaria. Cada persona merece ser invitada a una vida de amor y perdón, dentro de una comunidad de otros que perdonan y que también necesitan ser perdonados. 

Henri Nouwen describe la aspiración de la familia cristiana: perdonar y seguir perdonando: “El perdón es el nombre del amor practicado entre personas que aman de manera imperfecta. La dura verdad es que todos aman de manera imperfecta. Necesitamos perdonar y ser perdonados cada día, cada hora, cada vez más. Esa es la gran obra del amor en la comunidad de los débiles que es la familia humana.” 

Que podamos crecer —cada uno de nosotros— como practicantes del perdón. Y que, al hacerlo, recibamos los abundantes beneficios que Dios tan generosamente nos concede cuando elegimos, con sincera sencillez, perdonar a quienes pecan contra nosotros. 

Adaptado con permiso de Rachel Medefind y del CAFO Institute for Family Centered Healing and Health. 

CONCLUSIÓN CLAVE  

El mejor lugar para aprender a perdonar es en las interacciones cotidianas. No necesitamos esperar a que se sanen heridas grandes o complejas antes de enseñar el perdón en los asuntos ordinarios. Las pequeñas heridas pueden ser espacios de entrenamiento. 

ACTIVIDAD DE MOMENTOS COTIDIANOS™ 

Así como el perdón es una decisión, amar a alguien también lo es. Recuérdale a tu hijo cuánto lo amas la próxima vez que prepares una comida jugando Amar sin medida. Encuentra este juego y muchos más ahora en la colección de Momentos Cotidianos.

APLICACIÓN  

  1. Cuando viejos sentimientos de resentimiento resurgen, ¿qué estrategias de este artículo pueden ayudarte a recordarte a ti mismo y a tus hijos el compromiso con el perdón? 
  2. ¿Cómo pueden tú y tu familia practicar la “memoria redentora”, mirando su historia con la esperanza de Dios y reconociendo cómo Él puede estar usando experiencias dolorosas para un bien mayor?

VERSÍCULO CLAVE 

“Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros.” ~Colosenses 3:13 (NTV)  

ORACIÓN  

Señor Jesús, cuando viejas heridas y resentimientos regresen, recuérdame tu perdón y ayúdame a aferrarme a la sanidad que solo tú das. Que mis recuerdos sean tocados por tu esperanza real y duradera, para que pueda ver tu bondad obrando aun en las heridas de mi familia. En tu nombre, amén. 

Tabla de contenido

Escrito por

Amanda Fleischmann

Amanda Fleischmann is the Southwest Florida Foster Care Supervisor with 4KIDS of South Florida. She has received her Master’s of Social Work from Florida State University. Amanda is committed to helping every family thrive and feel supported in their fostering journey so that every child has an opportunity to heal and grow. She enjoys travelling with friends and family and has the goal to go to every one of the National Parks.

Aprobado clínicamente por

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