Doblar la ropa no está entre los quehaceres preferidos de nadie, pero esta actividad lo convierte en un juego. Cuando trabajamos en equipo, hasta las tareas más aburridas pueden volverse momentos de alegría. Recuérdale a tu hijo que el trabajo en equipo honra a Dios y fortalece nuestros lazos. Además, esta actividad es una oportunidad para practicar cómo dar y recibir palabras de aliento: ¡el ánimo va en ambas direcciones!