A primera vista, amar a nuestros hijos parece fácil.
Sabemos que es una parte esencial de nuestro rol como padres, y muchas veces se siente fácil demostrar ese amor: les damos de comer, un techo seguro, e incluso los llevamos de vacaciones familiares.
Estas acciones son valiosas y forman parte de lo que significa ser un padre o madre cariñoso. Pero demostrar un amor inquebrantable requiere aún más.
Si quieres fortalecer tu relación con tus hijos y amarlos como Jesús nos ama, conoce estas seis cualidades que definen una relación arraigada en el amor inquebrantable.
Amor inquebrantable
Basándose en años de consejería familiar y en estudios sobre crianza con autoridad, el Dr. Daniel P. Huerta —vicepresidente del área de Familia y Juventud en Focus on the Family, organización aliada estratégica de HopeConnect™ en Español— identifica siete rasgos esenciales que todo padre o madre efectivo debe cultivar, según su libro Seven Traits of Effective Parenting.
Uno de estos rasgos es el amor inquebrantable.
El Dr. Huerta explica que podemos reflejar el amor de Jesús al amar a nuestros hijos sin importar las circunstancias ni cómo nos sintamos. Aunque el amor inquebrantable es el resultado que deseamos, este compromiso firme con nuestros hijos se edifica sobre varios elementos fundamentales.
Los seis pilares del amor inquebrantable incluyen:
1. Adaptabilidad
Dios nos creó a cada uno con una identidad única —y nuestros hijos no son la excepción. Estar dispuesto a ajustar tu estilo de crianza a medida que tu hijo crece en su relación con Cristo es una muestra poderosa de amor.
2. Respeto
Nuestros hijos le pertenecen a Dios. Al recordar esta verdad, se hace más natural tratarlos con el respeto que merecen como personas creadas por Él y confiadas a nuestro cuidado.
3. Intencionalidad
Cultivar el hogar que deseas requiere intencionalidad. Toma decisiones deliberadas que guíen a tus hijos a madurar en su relación con Jesús.
4. Límites
Tener un amor inquebrantable por nuestros hijos también implica establecer y hacer cumplir límites. Aunque al principio parezca que se resisten, los niños anhelan la seguridad que esos límites brindan.
5. Gracia y perdón
Dios nos da nuevas oportunidades una y otra vez. Podemos reflejar ese mismo amor al permitir que nuestros hijos se equivoquen, aprendan y reparen lo que han hecho.
6. Gratitud
Cada momento con nuestros hijos es un regalo de Dios. Al demostrar que valoramos el tiempo que pasamos juntos, les transmitimos de manera concreta nuestro amor inquebrantable.
CONCLUSIÓN CLAVE
El amor inquebrantable —y la capacidad de demostrárselo a nuestros hijos— solo puede venir de Dios. Si te cuesta vivir este tipo de amor en tu día a día, no estás solo. Pídele que te recuerde cuán profundamente te ama y que te dé lo que necesitas para amar a tus hijos de la misma manera. Él es fiel y siempre está dispuesto a ayudarte cuando se lo pides.
Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. ~Romanos 8:38 (NTV)
APLICACIÓN
Recuérdales a tus hijos que ser su papá o mamá es un regalo jugando ¡Lágrimas – de más!, un juego sencillo que les enseña que el amor de Dios no se acaba cuando cometemos errores… y el nuestro tampoco.
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